Con asombro hemos asistido al reconocimiento expreso de la Marca de automóviles Volkswagen del hecho de que sus motores estaban trucados, que no cumplían con los parámetros legales relativos a la emisión de gases contaminantes por la colocación de un “software” -soporte lógico de un sistema informático- que, al detectar que el vehículo rodaba sobre un banco de rodillos (el usado para la revisión de I.T.V. normalmente), emitía menos gases contaminantes, pero al dejar de rodar en modo prueba de control de contaminación las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) se disparaban y se mejoraba el rendimiento.
Algunas preguntas surgen de tal modo de proceder:
¿Por qué actuó así Volkswagen? La única respuesta válida es el ahorro de costes de fabricación. La colocación del software evita tener que incurrir en gastos directos e indirectos y resulta mucho más barato implementar el error que fabricar el sistema que ajuste el motor a la emisión permitida de gases contaminantes.
¿Quién y como se descubrió el engaño? La universidad de Virginia efectuó diversas pruebas a motores diesel como consecuencia de la denuncia que la ONG (International Council of Clean transportation o ICCT) presentó en la Agencia Medioambiental de Estados Unidos, pruebas que ofrecieron el resultado fraudulento. Los norteamericanos siempre por delante.
¿Cuáles son las consecuencias prácticas para la marca y el dueño del vehículo? Volkswagen no se va a librar de una multa millonaria y del enorme desprestigio que le va a suponer su actuación, eso es seguro. Respecto del dueño del vehículo la marca mantiene que revisará todos los vehículos afectados (millones en el mundo) a coste cero, lo que está muy bien pero lo que interesa saber es si el arreglo prometido mantendrá las prestaciones del vehículo o si éste perderá potencia o decrecerá el rendimiento del motor en algún sentido.
No se lo pregunte al concesionario que le vendió el vehículo, seguro que le dirá que con el arreglo queda todo en perfecto estado de revista, espere acontecimientos y más información para decidir con tranquilidad, porque podemos estar ante un nuevo caso Bankia, y por tanto ante la resolución masiva de contratos de compra con reintegro de prestaciones porque el contrato puede ser nulo de pleno derecho, atendido que la cosa vendida se adquirió con manifiesto error por parte del comprador y con mala fe por parte del vendedor.